Estimado Kike Maíllo,
Me llamo Francisco Cantero Puig, y soy
un seguidor de su producción
cinematográfica. He
prestado especial atención a su su primer y espero que no último proyecto, E.V.A.
Si combinamos su película con otro de
índole similar, Inteligencia Artificial, me pregunto si son
conscientes... Si usted es consciente de los pensamientos que pueden
provocar su obra. El tema central de su obra sin duda son los
sentimientos, un tema ya abordado por su predecesor, pero que provoca
unas lagunas enormes en mi intelecto, dudas que espero que me
satisfaga.
De toda la vida he pensado que los
sentimientos nos vienen de dentro. Muchas personas afirman que hay un
ente superior, un dios que nos otorga esa capacidad. Otros afirman
que los sentimientos proceden del corazón. Sin estar del todo
equivocados, se sabe que los sentimientos proceden de nuestro
complejo sistema neuronal, o dicho de otra forma, el cerebro. Son
estímulos, reacciones que proceden de nuestras funciones motrices.
Sin embargo, faltaría añadir que los sentimientos también proceden
del entorno social, cultural, familiar de cada individuo. No pensará
ni sentirá de misma forma un indigente que una persona a la que le
ha sido dado todo desde el mismo día que nació. No sentirá lo
mismo un niño con un entorno familiar excelente, que uno que ha
sufrido malos tratos desde el primer día. Teniendo en cuenta esta
característica, se podría decir que los sentimientos son una
síntesis, una conjunción de las capacidades cerebrales y de la
experiencia particular. Por tanto, por esa simple regla, se podrían
crear sentimientos artificiales, dotar entes de laboratorio con esas
capacidades. No obstante, los sentimientos son los que nos hacen
humanos. Aunque pudiesen reproducirse parcialmente esas reacciones
mediante procedimientos científicos, no convertirían en humano a un
robot.
Por tanto, sólo queda una pregunta por
hacer: ¿qué pretende al intentar mostrarnos un robot como un
humano? Cada vez que uno de ellos es desactivado, cuando “cierra
sus ojos”, ¿qué siente? Los sentimientos son esencialmente
empíreos. Si cada vez que se les ordena cerrar los ojos y
reiniciarse como un ordenador, ¿qué sentimientos puede desarrollar?
Siempre será un robot cuyos “sentimientos” sean fugaces
reacciones que se asemejarían más al simple instinto de un animal
que a las emociones puramente humanas.
Tal vez sea joven, pues tan sólo tengo
16 años, y mi pensamiento sea aún básico, pero creo firmemente que
esas preguntas son básicas en una película de esa índole. Usted ha
tenido la oportunidad de aprender de las carencias de la famosa
película de Steven Spielberg, pero ha preferido dejarnos con más
preguntas. Tal vez pretenda formar una nueva corriente de pensamiento
filosófico, adaptado a las nuevas tecnologías, en cuyo caso no lo
discutiría, ya que si así fuera, estaríamos abandonando el
conocimiento “prekikeniano”, al igual que hicieron los
presocráticos con la llegada del adoctrinamiento socrático.
Espero tenga en cuenta mis inquietudes
para futuras obras.
Atentamente, un confuso admirador.